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Este fue el primer partido que ambos equipos jugaron después del mundial de Italia. Schilacci en su casa, Palermo, contra Holanda, que había tenido de sede esa ciudad en el mundial. Roberto Baggio era un jugador excepcional. Sin lugar a dudas, el mayor talento que nunca ha dado Italia. Schilacci tenía garra y ganas, pero en cuanto le fue fallando el físico, cayó en picado en su carrera. Lo mejor que hizo fue esa sorprendente fase final en el 90, pico de su carrera. Fue un tapón para jugadores mejores que él, como Mancini o Vialli. Enfrente, la Holanda de Gullit y Van Basten, muy venida a menos. Los jugadores del Milan ganaron dos Champions seguidas en el 89-90, y ya en el mundial de Italia se pegaron un batacazo. No volverían a ganar con Sacchi y los holandeses ya no serían los mismos por sus lexiones. Pudo ser un equipo de época pero no hicieron nada en el mundial, solo la euro 88, único título Orange.
Muy bueno ver a Berkham